Peter Panes del Siglo XXI

Lic. DÉBORA BLANCA

Si de consumos se trata, hasta hace algunos años era, sobretodo, el alcohol, el tabaco, la marihuana, cocaína, anfetaminas. Pero ahora la lista se amplió, diversificó, y complejizó, abarcando actividades legales, y con un fuerte empuje del Señor Mercado: juego, criptomonedas, compras, celular, pantallas, videojuegos, redes sociales, trabajo.
Personas hiperconectadas, informadas, actualizadas, algo aburridas, que buscan salvarse. “Pegarla” con un número, una estrategia, una publicación, una inversión.

Nada que lleve años de trabajo (y algún que otro conflicto, claro), nada de quedar “atado” a un lugar o persona. Nada de empleadores, de horarios fijos, de ir a la oficina o adonde sea. Nada de no poder decidir libremente dónde quiero estar, cuánto y con quién.

Problemón en el que estamos metidos, este mundito habitado por Peter Panes de todas las edades, creyentes en la magia, en la salvación, en la Libertad desenlazada de los otros, dependientes de la inmediatez, los shocks de adrenalina y los slogans edulcorados y vaciados de sentido singular.

Y otra vez nos toca a nosotros, los profesionales de la salud, agarrar la pelota enchastrada de narcotizantes de distintos colores y olores, y preguntarle al sujeto dónde está él, en que barrios de su historia se quedó perdido, qué dolores y miedos no lo sueltan, y acompañarlo.
Porque Peter Pan necesita crecer para salir del terror y la nostalgia.