Adelanto de la biografía de Cerati: por qué se rompió Soda Stereo

En 1991 había un proyecto que ejercía una poderosa atracción sobre Gustavo, y que Zeta también compartía: la concreción del estudio propio. Si bien Cerati no se consideraba nostálgico, solía buscar en la infancia ideas que nutrieran su presente, y eso lo llevó a Los Supersónicos, sus dibujos animados favoritos que bautizaron Supersónico al estudio. Ya era una palabra bastante demodé, pero no le importó. La idea se fue incubando a fuego lento, pero probablemente Eduardo Bergallo haya subido la intensidad de aquella hornalla.

“En una de las giras -cuenta-, empecé a quemarles la cabeza para que se armaran un estudio. Les dije que lo podían hacer en la sala. Teníamos un lugar donde podíamos grabar bien y pasar mucho tiempo, yo me metí solo en la parte de equipamiento e instalación y Carlos Piris hizo el acondicionamiento.”

“El armado lo hice todo yo solo -asegura (Adrián) Taverna-, soldé más cables que nunca. Íbamos a comprar cosas a Los Angeles cuando estábamos de gira por México, porque a veces teníamos mucho tiempo muerto ahí y era muy barato (…). Le compramos el estudio a un negro que nos vendía la consola con la manguera, pero no nos quiso vender el grabador que él tenía.”

Zeta Bosio, Charly Alberti y Gustavo Cerati. El trío que revolucionó el rock nacional en los 80 y 90.Zeta Bosio, Charly Alberti y Gustavo Cerati. El trío que revolucionó el rock nacional en los 80 y 90.

Gustavo compró la máquina grabadora y Zeta invirtió en la consola. Charly no participó del emprendimiento. Pero las cosas no se pagan solas y Soda Stereo se embarcó en una serie de funciones en el Teatro Gran Rex, una de las mejores salas de Buenos Aires, donde quebraron un récord del mítico Sandro, al hacer catorce funciones consecutivas.

(…) Una locura que salió muy bien por un lado y muy mal por el otro. Todos recuerdan lo maravillosos que eran los shows, pero el ecosistema de Soda Stereo registra que allí es donde la grieta, que ya era visible dentro de la banda, comenzó a transformarse en abismo. Si bien nunca lo planteó de frente, Gustavo quería dejar de repartir el dinero de los shows en tres partes iguales (cuatro, en realidad, porque Daniel Kon tenía una parte), y comenzar a ganar el 50 por ciento.

Era una idea que ya venía de los tiempos de Ohanián, porque Gustavo sentía que se hacía cargo de todo y que los demás solo tocaban. Podía llegar a aceptar un 40 por ciento pero no menos. Y del lado de Zeta y Charly, eso se percibía como una injusticia porque Gustavo cobraba la recaudación de SADAIC que le correspondía como autor del 90 por ciento del material y los demás solo un porcentaje ínfimo.

No es que Zeta le decía a Gustavo que no le gustaba como repartía el dinero: no lo decía y se quedaba caliente.

Daniel Kon

Portada del libro Algún tiempo atrás, la biografía de Gustavo Cerati escrita por Sergio Marchi. Editó Sudamericana.Portada del libro Algún tiempo atrás, la biografía de Gustavo Cerati escrita por Sergio Marchi. Editó Sudamericana.

Al borde de las piñas

“Sí, había diferencias continuamente -confirma Daniel Kon-, eran evidentes pero no eran explícitas. No es que Zeta le decía a Gustavo que no le gustaba como repartía el dinero: no lo decía y se quedaba caliente. Entonces lo hablaba conmigo. Gustavo nunca ganó el 40 por ciento: fue un mito. SADAIC te saca un 12 por ciento de la recaudación, de manera que lo que cobres por ahí es tan importante como lo que ganes por el show. Yo hablaba con los tres por separado para conciliar posiciones. La discusión podría haber sido distribuir el SADAIC de otra manera, pero Gustavo hubiera dicho: ‘¿Y vos querés cobrar de La ciudad de la furia cuyos primeros acordes los compuse en mi habitación a los quince años?’ Creo que había una legitimidad en el planteo, porque si Gustavo tocaba ese tema solo no sé si iba tanta gente como con Soda Stereo. Yo te puedo hablar media hora como abogado de cualquiera de las dos partes y convencerte que la otra no tiene razón. Ese tema no se solucionó nunca.”

(…) Casi terminan a las trompadas. Zeta y Gustavo. Los dos que eran los más veteranos del grupo, los que se hicieron amigos en la facultad y coordinaron los primeros acordes de la historia de Soda Stereo, estuvieron a un tris de golpearse el uno al otro; más violenta, era la repetición de la misma escena, el mismo problema irresuelto.

Ya en la era de Dynamo, Gustavo había manifestado estar harto de Soda Stereo. Solo que ahora no era permeable a una marcha atrás. Al principio la cosa fue calma, porque no era cuestión de irritar a Cerati, pero sí explicarle que Zeta y Charly no querían desarmar la banda. Pero al rato volvían a hablar del dinero y los derechos de autor.

La discusión escaló cuando quedó claro que Gustavo Cerati y Soda Stereo serían asuntos separados desde ese momento, pero estalló cuando dijo que se negaba a hacer una gira despedida. Ahí el que explotó fue Zeta, que le dijo en veinte minutos todo lo que no le había dicho en más de diez años y fueron cosas feas y, en muchos casos, injustas. Charly Alberti, enojadísimo, pegó un portazo y se fue a la casa.

Soda Stereo se había convertido en algo institucional y (a Cerati) no le gustaba

Alejandro Terán

Las diferencias en la interna de Soda estaba dada por el reparto de los ingresos. Cerati quería una parte mayor.Las diferencias en la interna de Soda estaba dada por el reparto de los ingresos. Cerati quería una parte mayor.

La gira de la discordia

Gustavo quedó muy sacudido por lo que Zeta le había dicho. Y más resuelto a ponerle punto final cuanto antes. Unas horas más tarde, Charly Alberti habló por teléfono a Triple y amenazó con acciones legales si la gira despedida no se hacía. Todos, Daniel Kon incluido, fueron a torcerle el brazo a Gustavo como fuera.

(…) El camino hacia el final de Soda Stereo fue más largo y tortuoso de lo que se podría imaginar y a la vez la certeza del final lo hacía más llevadero.

“Gustavo vino un día a casa -cuenta Daniel Kon-, y medio que se convenció de que había que hacer una gira despedida. Me pidió que armara un plan de pocos países y pocos shows.”

Charly y Zeta querían hacer veinte shows; Gustavo los limitó a tres y se estiró hasta seis. Al haber aceptado, Cerati pudo imponer algunas condiciones. Una de ellas fue el control artístico de El Último Concierto, porque había una idea de poner la mayor cantidad de canciones con derechos de autor compartidos para maximizar la ganancia de Charly y Zeta, que perdían abrumadoramente en ese terreno.

Coincidieron en invitar a todos los músicos que participaron eventualmente en la banda: Andrea Álvarez, Fabián Quintiero, Daniel Sais y Richard Coleman. Tweety González sería el tecladista y ampliarían el plantel con la incorporación de “Los especialistas”: el inefable dúo de Alejandro Terán y Axel Krygier, que tocaría saxo barítono, acordeón, flauta y accesorios. Terán se haría cargo del saxo tenor y la viola.

“Mi relación con Gusavo era de risa -cuenta Terán-, yo era más un músico de él que de Soda. Un día me preguntó si podía tocar la guitarra eléctrica en Primavera 0, que pasaba de ser un tema de David Bowie a uno de 2 Minutos, con una delicadeza guitarrística a la que yo arruinaba. Había temas donde tenía que tocar el bongó, pero Gustavo decía que al ser un instrumento de percusión lo tenía que aprobar Charly. Me hacía tocar una nota y lo aprobaba él. Creo que le venía bien nuestra presencia porque Soda Stereo se había convertido en algo institucional y no le gustaba.”

(…) El 2 de mayo, todos los diarios dieron a conocer el comunicado emitido por la oficina de prensa de Triple Producciones: “Soda Stereo confirma por este medio su separación, resuelta de común acuerdo. Pronto se anunciará la fecha de realización en un estadio de la ciudad de Buenos Aires del último show en la carrera del grupo”.

La noticia cayó como una bomba aunque tampoco se podría decir, al menos en el ambiente musical, que fue una sorpresa absoluta.