Cambio climático, dengue y prevención

El calentamiento global, el aumento de las temperaturas, las inundaciones y todas las situaciones que se desprenden del cambio climático dieron origen a la presencia de mosquitos en temporadas y regiones que no eran adecuadas para su supervivencia; también facilitaron su reproducción y el desarrollo de sus larvas.

Este fenómeno es de cuidado, ya que existen muchas especies de mosquitos transmiten enfermedades como el zika, chikungunya, la fiebre amarilla y en especial el dengue.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio a conocer una estadística sobre la cantidad de casos confirmados de dengue que registraron en nuestra región durante 2019: 1.367.369, de los cuales 1534 resultaron en fallecimientos. Si bien la tasa de mortalidad de la enfermedad no es muy alta, ya que representa un poco más del 0.1%, el dengue puede afectar seriamente cuando se contrae más de una vez la cepa Denv-4 (o dengue hemorrágico) . Por este motivo, lo importante es tener información concreta de cómo actuar para prevenir la enfermedad.

Además, la Organización Mundial de la Salud sugiere que el cambio climático -entre 2030 y 2050- producirá muertes adicionales entre otras causas por paludismo (o malaria), otro virus transmitido por un mosquito que en nuestro país ocurre con mayor frecuencia en las zonas del noroeste y nordeste.

Las enfermedades avanzan a en todo el continente: en Centro América y el Caribe se vivieron en los últimos meses más casos de dengue que los registrados en 2017 y 2018 en conjunto; en Argentina hubo pacientes diagnosticados con la enfermedad en 15 provincias durante este período estival; sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se triplicaron los casos con respecto al mismo período de 2019 y en la Provincia de Buenos Aires se registraron más de 150.

Prevención
Las medidas preventivas son la mejor forma de evitar el contagio, ya que el acento está puesto en no propiciar condiciones favorables para que el mosquito viva y se reproduzca:

· No arrojar desechos en patios, terrazas y terrenos baldíos.

· Mantener limpios los jardines.

· Destapar y limpiar los desagües de lluvia de los techos.

· Utilizar repelente al aire libre cada 4 horas y colocarlo por sobre la ropa.

· Eliminar recipientes que acumulen agua; en caso de no poder hacerlo, taparlos o darlos vuelta

Cuidado en niños
Como postula la Academia de Pediatría Americana, no se recomienda que en bebés menores a dos meses se utilicen repelentes, siendo preferible protegerlos cubriéndolos con velo anti mosquitos, pantalones y remera de manga larga de color claro. Sin embargo, la Sociedad Argentina de Pediatría, ante el contexto de epidémico de dengue, sugiere que si se utilizasen repelentes con DEET es preciso confirmar que su concentración sea menor al 30%, no colocarlo sobre heridas ni piel irritada, no rociarlos en lugares cerrados ni debajo de la ropa de los chicos como tampoco directamente sobre el cuerpo del niño sino en las manos del adulto y luego sobre el niño.

Sintomatología
Ocurre, generalmente, luego de un período de incubación máximo de 10 días.

· Fiebre

· Manchas en la piel

· Vómitos o náuseas

· Cansancio profundo

· Dolor de articulaciones, de cabeza, musculares y detrás de los ojos

En caso de tener síntomas como los mencionados, es vital acercarse a una institución médica y detallarlos.

*Por Dra. María Fernanda Guyer (M.N. 126.166), consultora pediátrica de Pelente