Habrá un sólo ganador presidencial: Daniel Scioli o Mauricio Macri?

Scioli trabajó en la empresa de su familia, fue campeón de motonáutica, Macri se desvinculó de la empresa fundada por su padre cuando fue elegido presidente de Boca y, a partir de ahí, construyó su carrera política.

Scioli, un sobreviviente del peronismo
Despuís de la pelea con Nístor Kirchner, en 2003, muchos creyeron que la carrera política de Daniel Scioli estaba terminada. El enfrentamiento entre el presidente y su vice era evidente, tanto que Kirchner sacó del gobierno a gente de confianza de Scioli para demostrarle su poder. La cercanía que tenía con los empresarios y con referentes del establishment privado es lo que molestaba al presidente, según se decía.

Pero el ex motonauta se mantuvo firme en su puesto y aguantó las críticas de un gran sector del peronismo, que comenzaba a responder al kirchnerismo. En 2007, cuando asumió Cristina Fernández, su situación empeoró pese a que ya ostentaba el cargo de gobernador de la provincia de Buenos Aires.

En su entorno, y más aún durante la campaña, destacaron que su espíritu de conciliación, tenacidad y temple fueron claves en estos años previos a su lanzamiento como candidato a presidente. Virtudes que habría desarrollado, según íl mismo expresó, gracias a su carrera deportiva como piloto de motonáutica.

Sin mejor candidato a la vista, Cristina tuvo que salir a respaldarlo. Atrás quedaron los desaires públicos y las críticas por cadena nacional cuando deslizó que lideraba “operaciones” en contra de la Casa Rosada y le sugirió que fuera más responsable con la administración de las cuentas públicas de la provincia.

Sus orígenes no son los de un peronista de cuna pobre. Nació en una familia de empresarios propietaria de la cadena de electrodomísticos Electrolux, donde trabajó como ejecutivo.

Su debut político llegó en la dícada de los ‘90 de la mano del peronista Carlos Menem, cuando fue electo diputado nacional y presidió la comisión de Deportes.

Unos años antes, en 1989, un accidente con su lancha le costó el brazo derecho. Despuís de recuperarse volvió a competir y se consagró de nuevo campeón mundial. “Las cosas que le han pasado en la vida lo hicieron muy fuerte para enfrentar semejantes desafíos”, expresó su esposa, Karina Rabolini, quien se convirtió en una imagen fuerte durante la campaña presidencial.

Es fanático del fútbol, en la casa de campo que tiene en Benavidez, partido de Tigre, posee una cancha rodeada de estatuas de líderes mundiales como Mahatma Gandhi, Bill Clinton, “Lula” Da Silva, el “Che” Guevara y Juan Domingo Perón.

“La Ñata”, como bautizó a su refugio, se emplaza en un terreno de 12.255 metros cuadrados que cuenta con helipuerto privado, pileta y quincho, más un muelle con amarra propia.

Es una costumbre de fin de semana que juegue partidos de fútbol con su equipo La Ñata, que usa una camiseta con el mismo color naranja de su campaña presidencial. Como juega solo en la delantera, y hace muchos de los goles de su club, el locutor que relata los partidos para el público lo llama “pichichi”, como se les dice a los goleadores en España.

Las internas

Debido a los cortocircuitos que ha tenido con la Presidenta, los expertos han especulado con la difícil relación que tendrá con la mandataria una vez que deje el poder luego de dos períodos consecutivos.

Miembros del kirchnerismo consideran a Scioli un liberal que podría revisar algunas políticas del Gobierno, pese a que el candidato defiende ante los micrófonos medidas emblemáticas como la estatización de la petrolera YPF o los subsidios sociales. La oposición, por otro lado, acusó a Scioli de ser un títere de Fernández.

En varias oportunidades y, más en esta última etapa de la campaña, se ha escuchado que a la hora de tomar decisiones, Scioli decide de manera autónoma. “Él dialoga con todos, escucha a todos, pero sabe perfectamente lo que quiere hacer”, dijo una funcionaria que podría acompañarlo en el Gabinete nacional.

El empresario que quiere patear el tablero

En un país futbolero el paso por la presidencia del club Boca Juniors no significó poca cosa para Mauricio Macri. Sitio al que llegó, de alguna manera, para escapar de la sombra e influencia de su padre, Franco Macri. Un empresario italiano de carácter fuerte con el que Mauricio jamás se llevó bien. “Él me boicoteaba”, dijo hace muy poco en una entrevista.

Franco reconoció que no apoyó a su hijo en la carrera hacia la presidencia, aunque de todas formas iba a votarlo. “Hace cuatro años me preguntaron si yo quería que mi hijo fuera presidente y dije que no porque para mí va a perder la vida. Siempre tuve esa idea, pero ya no insisto. Entiendo lo que Mauricio está haciendo, pero la familia sufre como loca”, había sostenido durante una entrevista el año pasado.

Macri se presenta como un ingeniero liberal que busca acabar con un gobierno peronista que lleva 12 años en el poder.

La misma cantidad de años que estuvo al frente del club Boca Juniors, cuyo balance de gestión fue positivo en tírminos generales. Llegó en 1995 y fue reelecto dos veces, en 1999 y 2003 hasta 2007, cuando renunció para dedicarse a su carrera política.

“Él creyó muchísimo cuando en Boca empezó a ver que podía llevar alegrías y mejorar la vida de la gente. Eso fue como el germen que despuís se convirtió en este proyecto”, dijo Josí Torello, un amigo de la infancia de Macri que lo acompaña en su vida política y que lo describe como “tímido y perseverante”.

Ese desempeño en Boca -afirman los especialistas- le sirvió para ganarse la simpatía de mucha gente y fue el puntapií para construir su perfil político. En 2003 fundó su propio partido, Compromiso para el Cambio, en 2005 fue elegido diputado nacional y luego ganó la jefatura de Gobierno porteña durante dos períodos consecutivos, como líder del PRO.

Antes y despuís

Hay un punto de quiebre en la historia de Macri y fue el día que lo secuestraron, en 1991. Tenía 32 años cuando una banda lo mantuvo cautivo durante dos semanas hasta que su padre pagó un rescate multimillonario.

“Desde que fui liberado empecí a vivir de una manera muy distinta (…) Quedí más libre que nunca para hacer cualquier cosa”, señaló en su sitio web.

Macri se casó tres veces y es padre de cuatro hijos. Su mujer actual, Juliana Awada, lo acompañó durante toda la campaña, pero con un perfil más bajo que el de la esposa de Scioli. “Una mañana Juliana me dijo: ‘si no sos presidente yo sería inmensamente más feliz porque te tendría para mí más tiempo”, contó Macri en una entrevista en octubre.

Ha sido criticado por sus dificultades para “conectar” con muchos votantes que lo ven como un empresario frío que representa a la clase alta. Sin embargo, sus asesores de imagen han trabajado duro para que el candidato luzca relajado y como un político diferente a los tradicionales.

“Macri es un líder transformador, moderno, buen armador de equipos, siempre focalizado en solucionar problemas y en aprender. Creo que será un gran presidente que proyectará al país al siglo XXI”, dijo a Reuters Marcos Peña, jefe de campaña de Cambiemos.

A pesar de que dicen que es tímido, sus “bailes” sobre el escenario se han convertido en un clásico de los actos políticos, más aún cuando debe festejar alguna victoria política. Llegó a disfrazarse de Freddie Mercury para programas de televisión y tambiín, durante la fiesta de casamiento con Awada.

Si logra la presidencia, deberá impulsar una economía estancada por la escasez de divisas y por la alta inflación y, a la vez, enfrentar la dura oposición de un Congreso dividido y de los poderosos sindicatos peronistas. Pero sobre todo, deberá romper con el mito de que el país no puede ser gobernado por otro partido que no sea el peronismo.

Fuente: edicioncalificada.com.ar