21 de marzo: Día Mundial del Síndrome de Down

El objetivo de esta fecha es afirmar, garantizar y promover la plena realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, el acceso adecuado a la atención de la salud, a los programas de intervención temprana y a la enseñanza inclusiva de todas los niños y adolescentes con discapacidad para alcanzar las metas de desarrollo convenidos internacionalmente.

En la provincia, los pequeños con síndrome de Down son acompañados por equipos interdisciplinarios de profesionales de la Salud y la Educación, para contribuir a su permanente desarrollo.

“Hace 29 años que estoy trabajando en el servicio de Estimulación Temprana del hospital del Niño Jesús. Actualmente, estamos atendiendo de forma virtual y presencial, cuidando las burbujas tanto para los niños y sus familias, como para los profesionales. A los niños los recibimos una vez a la semana, antes se los atendía dos o tres veces, dependiendo un poco de la patología. En el caso de los niños con síndrome de Down, además de trabajar con el kinesiólogo, también están las maestras estimuladoras para constituir el jardín terapéutico”, cuenta la pedagoga y magister en Psicología Educacional del efector, Alejandra Rossini.

La actividad, explica, se desarrolla en dos modalidades: terapéutico y educativo. Cuando el niño inicia en el centro el tratamiento, muchas veces tiene algunas cuestiones orgánicas que hay que tratarlas primordialmente; y eso se realiza en combinación con los servicios del hospital. Una vez que está superada esa instancia, ingresan con el terapeuta.

“Siempre pedimos que el niño traiga el alta de médica, para que sepamos que puede hacer algunos movimientos. Recibimos chicos desde los cero años hasta los tres y medio aproximadamente. Nos regimos con los elementos curriculares porque pertenecemos al Ministerio de Educación y nuestro servicio es combinado entre Salud y Educación”, sostiene la especialista.

Asimismo, subraya que lo positivo de esta asistencia y acompañamiento es el trabajo interdisciplinar. Los infantes comienzan con el kinesiólogo a formar grupos y trabajan también con los papás. Ellos son los primeros estimuladores y reciben del equipo las indicaciones y herramientas correspondientes.

“Una vez que va adquiriendo hacia casi los dos añitos la marcha, porque en ellos todo es más tardío, también tenemos que trabajar el lenguaje; allí interviene la fonoaudióloga. Las maestras que trabajan sobre toda la senso-percepción. Después de eso, ya vamos preparando a los niños hacia la escolaridad, cuando están por cumplir los tres años”, dice al respecto.

Para hacer este traspaso, las pedagogas hacen un seguimiento de un año y chequean la evolución. El Ministerio de Educación, por su parte, tiene otro organismo que es el equipo de coordinación de la provincia, a través del cual hay maestros de apoyo que van a ir instaurando y viendo si este niño está bien en su escuela.

Por qué acudir a un centro de estimulación temprana
“El niño que no recibe estimulación temprana tiene todo más tardío, más olvidado, por eso es muy necesario que puedan concurrir. Hay que tener en cuenta que el servicio no está solamente en el hospital de Niños, sino también en el Avellaneda y Eva Perón. Nosotros contamos con fonoaudióloga, psicóloga, kinesiólogo, trabajar social, terapista ocupacional, maestras estimuladoras. Durante el año, entre el turno mañana y tarde, llegamos a atender a 300 niños con diversas patologías, pero por lo general los chicos con síndrome de Down son la mayor cantidad”, comenta e invita a los padres a comunicarse con el servicio para un tratamiento oportuno.

El equipo de salud trabaja de lunes a viernes de 7.30 a 12.30 y de 13.30 a 18.30 horas.

“Amarlos, aceptar que hay una discapacidad que también es el camino del duelo que van elaborando los papás, que son unos niños muy afectuosos y con una capacidad de amor impresionante; es ir abriendo este camino. Hay que aprender a tratarlos de otra manera, como un hijo más, con los límites necesarios y con la apertura de saber que ellos van a lograr en otros tiempos lo mismo que puede transitar otro niño”, cierra Rossini.