La Patagonia, también afectada por la sequia

Quien relató el escenario en la zona austral del país es Sergio Riskin, presidente de Primera Cooperativa Frutícola: “el norte de la Patagonia viene sufriendo una severa sequía, algo se ha aliviado este año por nevadas registradas en la cordillera, pero las lluvias siguen siendo insuficientes. Los bajos caudales de los ríos algo van aumentar, el riego en las zonas frutícolas para la temporada que se inicia está asegurado pero el bajo nivel que registran los lagos de las represas hidroeléctricas llevará años recuperarlo”, expresó el productor de peras y manzanas.

Asimismo, en lo que refiere a la producción de maíz y soja, la BCR estima una caída de 420.000 hectáreas en la siembra de maíz, pasando de 8,42 millones de hectáreas en la campaña 21/22 a 8 millones en la 22/23. Para el caso de la soja, estima un incremento de 700.000 hectáreas, pasando de 16,1 a 18,8 millones de hectáreas. La combinación de la escasez hídrica y el alto precio de los fertilizantes, sumado a preocupaciones por el abastecimiento, ayuda a explicar menores intenciones de siembra de maíz y mayores de soja.

En un escenario de sequía y costos altos, es probable que los productores disminuyan el uso de insumos, principalmente fertilizantes. Esto refleja un informe de CREA que releva que un 29% de las empresas planean disminuir el uso de fertilizantes.

En todo caso, los cultivos llegarán al periodo de siembra con menor poder de compra respecto a la campaña pasada. Para comprar una tonelada de UREA se necesitan en agosto de 2022 4,5 toneladas de maíz FAS, en agosto de 2021 se necesitaban 3,2. Es decir, la UREA se encareció un 40% toneladas de maíz. Para comprar un litro de glifosato se necesitan 35,4 kilos de soja FAS, cuando en agosto de 2021 se necesitaban 26,1. Así, en términos de soja, el glifosato se encareció un 36%. En el caso de los fletes, un flete de 300 km cuesta 168 kg de maíz, por cada tonelada transportada, en agosto de 2021 implicaba 147 kg, por lo que el flete se ha encarecido un 14% al medirlo en kilos de maíz.

Además del impacto directo en la agricultura, la ganadería también se ve afectada por la menor disponibilidad de pasto. Esto genera que los productores ganaderos deban enfrentar mayores costos de alimentación, al tener que incorporar fardos, silaje y maíz. El “achicamiento” de los campos que provoca la sequía, también generó mayor afluencia de animales a los feedlots, la Cámara Argentina del Feedlot, informó un nivel de ocupación del 71% en julio y 69% en agosto, más altas que los niveles de los últimos 2 años.

Al respecto, Georges Breitschmitt, consejero de Coninagro y productor ganadero de Rojas, Provincia de Buenos Aires, comentó que :” el panorama en la zona norte de la provincia de Buenos Aires es complicado, el estrés hídrico empieza a comprometer el trigo y la cebada, ya se ven cultivos con color amarillo y no se descarta que las pérdidas puedan ser importantes”.

A lo que el cooperativista de Las Carabelas agregó: “Desde las cooperativas estamos informando y estamos intentando asesorar al productor, sugiriendo que tome medidas preventivas a modo de coberturas a nivel mercado, es decir en caso de que la cosecha no sea la esperada. Además estamos promoviendo charlas de análisis climático que permitan minimizar el riesgo para encarar la cosecha gruesa de soja y maíz fundamentalmente”. Finalmente, Breitschmitt indicó: “esto lleva a una cautela financiera, austeridad, en algunos casos hasta se habla de romper los cultivos de invierno que no tengan buenas perspectivas y sembrar, por ejemplo, soja”