San Lorenzo ganó un partido caliente y lleno de polémicas en Tucumán para quedar a un punto de River

El Ciclón dejó de lado la pobre actuación del árbitro Espinoza y se llevó un triunfazo de la casa del Decano. Fue un 3 a 1 en el que pasó de todo.

La noche tucumana se reservó un partido atípico, en la que San Lorenzo se pudo abstraer y lograr su cometido: los tres puntos que le permitieron asegurarse el segundo puesto en la tabla. Lo planeó Ruben Darío Insua, que pateó el tablero y no se guardó nada: puso a sus titulares para no dar ventaja ante Atlético Tucumán.

¿Por qué atípico? Porque desde el comienzo el partido estuvo enrarecido por la actitud del árbitro Fernando Espinoza, que expulsó al entrenador Lucas Pusineri cuando iba tan solo un minuto de juego. San Lorenzo aprovechó y se hizo dueño del partido rápidamente: en una ráfaga metió dos goles.

A los siete minutos, Iván Leguizamón atacó por el centro a pura guapeza, amagó y sacó un zurdazo cruzado inatajable para el arquero Tomás Marchiori. Un ratito después, a los 19 y otra vez con coraje y potrero, fue el Perrito Barrios quien encontró una pelota en el área para el 2 a 0.

En un puñado de minutos, el Decano se había quedado sin entrenador y el rival le había pegado dos cachetazos. Pero pudo reaccionar a tiempo. Primero lo impidió Augusto Batalla con una atajada milagrosa, pero antes de la media hora consiguió el descuento. Guillermo Acosta se quedó con un rebote tras un tiro de esquina y tras el remate y el desvió en Nicolás Romero, la pelota se metió en el arco. Espinoza volvió a entrar en escena: recurrió al VAR para revisar si la presencia de un jugador en posición fuera de juego molestaba la percepción de Batalla. Tras la revisión, convalidó el tanto.

El final de la primera etapa estuvo cargado de dramatismo. El árbitro fue llamado de Ezeiza por una jugada en la que había amonestado a Ignacio Maestro Puch. En la pantalla se vio como pisaba el tobillo de Andrés Vombergar y volvió sobre sus pasos para anular la amarilla y sacar nuevamente la roja. La acción despertó la reacción no solamente del estadio, sino de Acosta que no ahorró en vehemencia para increparlo.

El árbitro lo amonestó y ante la carga verbal del futbolista, también lo expulsó. Perdido por perdido, Acosta no escatimó insultos y Espinoza convocó a la Policía para que se lo llevaran. El público enloqueció, arrojaron un celular, Pusineri se acercó al túnel para reprocharle su papel y el estadio fue un hervidero. La Policía intentó escoltarlo al vestuario y el árbitro se lo sacó de encima, como con bronca.

En el segundo tiempo sobrevoló la sensación de que el partido podía ser suspendido en cualquier momento. Porque, además del celular, voló una piedra –Espinoza se la entregó a la Policía y avisó que a la siguiente lo suspendería- y porque siguieron las tarjetas rojas. Le tocó a Gastón Hernández por un pisotón, al menos dudoso.

En las repeticiones televisivas no se advirtió la falta a Renzo Tesuri. En ese contexto, San Lorenzo perdió la brújula. Atlético, como pudo y con nueve, se aproximó al arco de Batalla con peligro. Pero la diferencia numérica, eran 10 contra 9, le jugó a favor al equipo de Insua. Leguizamón sacó un pelotazo cruzado para hacer su doblete y ampliar la diferencia en el resultado.

Atlético no se dio nunca por vencido. Intentó resguardarse e intentar la patriada con algún contragolpe. Otra cosa no pudo hacer, pero no se resignó. San Lorenzo, comenzó a respirar después del tercero. Encontró más fácil los espacios y manejó sin problemas el ritmo de lo que quedó del partido. Acomodó dos líneas de cuatro y dejó un punta, sin darle respiro al Decano.

San Lorenzo lo terminó cansando a Atlético. Le circuló la pelota, lo hizo correr y todo el amor propio que mostraba el equipo de Pusineri se fue desdibujando: imposible sostener el ritmo en un partido que tuvo tanto desgaste emocional, como físico.

Con la derrota consumada, el pronóstico de Atlético es reservado. El descenso lo cerca por dos flancos: bajó su promedio y lo separan apenas cuatro puntos de Platense, quien hoy ocupa la anteúltima posición. Pero también está entre los peores del torneo, y quien terminé último en el campeonato, también perderá la categoría.

El Ciclón llega al próximo partido ante Boca con un envión solo imaginado en el cálculo más optimista de Insua. Después del desgaste copero, volvió de un partido atípico en Tucumán con apenas una baja, la de la expulsión de Hernández. El equipo del Gallego, se muestra como gran protagonista.