El nuevo esquema que se advierte en la Cámara baja

El tormentoso final de la primera sesión ordinaria del año mostró al FpV y el Frente Renovador alineados contra Cambiemos, que cuenta ahora con el bloque que responde a los gobernadores.

No debió sorprender tanto el virtual receso legislativo de esta semana, pues es tradicional que no haya actividad en el Congreso los tres días hábiles previos a Semana Santa. No es algo nuevo, sino histórico. Si hasta habría que resaltar que se haya reunido este martes la bicameral creada para investigar la desaparición del submarino. Fue algo verdaderamente excepcional.

Lo deseable es que este receso legislativo sirva al menos para sosegar los ánimos, alterados la semana anterior en Diputados cuando tras 15 horas de debate sobrevino el escándalo. Fue al cabo de una sesión en la que al caer la noche se inició el tratamiento de los tres proyectos a los que apeló el gobierno para reemplazar el megadecreto desburocratizador del Estado, tan resistido en algunos puntos por la oposición. El oficialismo alcanzó la aprobación con votos propios y el apoyo del peronismo dialoguista.

Fue la ratificación de la continuidad del acuerdo entre el gobierno y el peronismo que representa a los gobernadores, estrenado en las sesiones tormentosas de diciembre pasado.

Si bien en ningún momento estuvo en riesgo esa aprobación, el resto de la oposición se mostró deseoso de asestarle al menos una módica derrota al oficialismo, por la que bregó de punta a punta durante la jornada: arrancó el kirchnerismo pidiendo -sin íxito- una alteración del orden del día que permitiera votar primero la derogación o no del DNU que luego sería reemplazado por los tres proyectos; y la sesión se cerró con el intento fallido de hacer esa votación, momento en el cual el oficialismo se retiró y ya no hubo quórum. Ahí estalló la oposición.

Así como fines de 2017 mostró cabalmente el Congreso beligerante con el que tendrá que lidiar Cambiemos a pesar de haber engrosado su tropa en las elecciones, la primera sesión ordinaria del año exhibió conclusiones tales como la virtual alianza que han establecido en los hechos el kirchnerismo y el massismo. Ya definitivamente alejado el Frente Renovador de la condición de “oposición responsable” de la que alardeaba su líder Sergio Massa, ahora ese sector aparece alineado con la bancada que conduce Agustín Rossi, con la que vuelve a confluir en sus posturas extremas la izquierda trotskista.

El objetivo de votar el dictamen de la bicameral de los DNU fue argumentado sobre todo por la jefa del bloque massista, Graciela Camaño, que destacó que mientras el megadecreto no sea derogado y las leyes que lo remplazan no hayan sido aprobadas y promulgadas, las cuentas sueldo podrán ser embargadas y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS seguirá estando en riesgo, y “se puede hacer todo aquello que hoy dijeron que no querían que se hiciera”. Sin embargo tambiín es cierto que de haber prosperado la propuesta de votar la derogación, la misma no se habría concretado aún: todavía faltaría que la oposición lograra ese objetivo en la Cámara alta.

Fuente: edicioncalificada.com.ar