Masivo despido en el PAMI

Es que las nuevas autoridades de ese organismo público no estatal despidieron a todos sin causa y estiman un más de 600 cesantias, tambiín sin causa.

Es sabido que cuando un gobierno asume se produce una gran cantidad de incorporaciones en
los organismos estatales o públicos, asimismo, tambiín es grande la cantidad de agentes que les
dejan sus lugares a los reciín llegados. Pero en verdad eso ocurre en los puestos jerárquicos. En la inmensa mayoría de los casos, con los cambios de gestión, los despidos no involucran a los trabajadores que ingresan por la base de la escala. Incluso, cuando asumió el gobierno de
Mauricio Macri en PAMI no solo no hubo despidos masivos –a diferencia de otros organismos- sino
que se incorporó como personal de planta a muchos empleados que habían ingresado como
contratados durante el kirchnerismo.

Por eso sorprende tanto a los trabajadores del PAMI la decisión de la interventora Luana
Volnovich, quien sería –en principio- la que ordenó los despidos masivos.

Hasta donde puede saberse, el argumento de las autoridades del organismo es que todos los despedidos ingresaron entre 2015 y 2019 y todos ostentaban cargos jerárquicos. Sin embargo, no todos los que ya quedaron sin trabajo –y que ahora, por obvias razones, no podrán buscar un nuevo empleo vaya uno a saber durante cuánto tiempo- eran jefes o gerentes: entre los despedidos hay jefes o encargados de rango medio y tambiín empleados sin cargo alguno. Pero además, y esto es lo que realmente más indigna a los despedidos y a sus compañeros, es que muchos de esos trabajadores habían ingresado al Instituto durante la gestión kirchnerista aunque reciín fueron incorporados como personal de planta ya con Macri como presidente.

Entre los despedidos hay casos que conmueven, como el de una empleada de una Agencia del
PAMI de la provincia de Buenos Aires que es madre de una hija pequeña y el único sostín de su
hogar.
La joven ingresó al Instituto durante el gobierno de Cristina Fernández y estuvo varios años
con un contrato temporario. Finalmente, ya en el gobierno de Macri, la nombraron formalmente y le dieron una jefatura. La cruel ironía en este caso es que ahora la despidieron aduciendo que “entró con el macrismo”. Pero al margen de situaciones personales, lo que más inquieta hoy a los trabajadores de la mayor obra social de Latinoamírica y el Caribe, única por su tipo en el mundo entero, es el muy fuerte y creciente rumor de que la conducción del organismo decidiría en los próximos días “entre quinientos y seiscientos nuevos despidos, o tal vez más”, tal como
reconocieron, con mucha preocupación, en una Agencia del PAMI porteño.

Al margen de que estos días no constituyen el mejor momento para despedir a nadie, no es
menos cierto que la decisión de la Intervención del Instituto le hace un muy flaco favor al gobierno del Alberto Fernández, el que ya demasiado tiene con la deuda externa, los mercados, la oposición, la economía que aún no despega y, encima, el corona virus. Quizás la Interventora o su círculo áulico no lo hayan notado, pero no es precisamente bueno que un gobierno popular despida masivamente y sin causa. Y menos aún en momentos en que nadie puede salir a buscar un nuevo trabajo.

((Recuadro))
Capaz que no, pero…
Como si con los despidos masivos y si causa no alcanzara, las actuales autoridades del
PAMI le están sumando una frutilla más a su postre de desaguisados. Desde el sector
gremial se les hizo notar que mantener abiertas las oficinas del Instituto durante estos
días es sumamente riesgoso para los afiliados, quienes en su enorme mayoría son
personas ancianas y con múltiples problemas de salud. La propuesta sindical fue clara y
sencilla: cubrir las urgencias, mantener en pleno funcionamiento el sistema de
ambulancias y los hospitales o sanatorios que pertenecen al organismo. “Pero no tiene
ningún sentido –decía esta mañana una fuente gremial- tener abiertas las agencias. Por
los abuelos. Porque si esto –en alusión al corona virus- sigue, vamos a terminar
contagiándolos nosotros a ellos”.

Sin embargo, en las oficinas centrales de PAMI la respuesta fue negativa: “Se creen que
no queremos trabajar. Son cerrados, necios y estúpidos”, agregó un empleado de una
agencia del Conurbano bonaerense. Claro que la realidad supera la ficción, o la
suposición de los capitostes del organismo: en una rápida recorrida por las agencias de
PAMI de Capital y la Zona Norte del conurbano se pudo apreciar la muy poca presencia
de público en la gran mayoría de esas oficinas, lo que da la razón a la fuente que se
refería a la falta de sentido de tener abiertas las agencias.

A la vez, no hay mucho que pensar para darse cuenta que cualquiera de los empleados
de cualquiera de las agencias podría estar infectado e infectar, a su vez, a cualquiera de
los afiliados presentes en esos locales. ¿Habrá que esperar a que esto último
efectivamente ocurra y que el contagiado muera para que las autoridades de PAMI “se
aviven”?
Capaz que no. Pero queda la

Fuente: edicioncalificada.com.ar