Sin futuro

Editorial :
El Dólar Oficial Banco Nación en tiempos de Macri (esas son las cotizaciones que voy a mostrar a continuación) se mantuvo por debajo de la línea de los $ 20 hasta febrero de 2018.

Durante ese año, con la catarata de piedras en el congreso y el kirchnerismo tratando de voltear al gobierno con su club del helicóptero, el dólar trepó a $ 30 a fines de junio y alcanzó los $ 40 el 13/9.

Pese a todo, incluyendo los errores no forzados del oficialismo macrista, el gobierno logró llegar a fin de año con el dólar a $ 38.90 el 28/12/18.
Lo aguantó como pudo, pero con todo el esmerilamiento y el asedio constante del peronismo, el billete verde llegó a cotizar a $ 46.59 el 9 de agosto.
Después de eso llegó el acabóse: tras las PASO que le daban ganador al kirchnerismo por paliza, el dólar disparó al lunes siguiente a $ 57.62.
Y ahí sí que se fue todo a la mierda: el 28 de octubre, con Alberso presidente, cotizó a $ 63.80, y a su asunción la banda de delincuentes que actualmente hoy desguazan al país recibió la divisa a $ 63.27.

Macri había recibido el dólar oficial a $ 9.84 y lo despidió a $ 63.27: Durante su presidencia, en 4 años (48 meses) el dólar creció un 642 por ciento. Muchos me podrán decir que el dólar estaba pisado (lo cual es cierto), que le dejaron la bomba para que le estallara a él (es verdad), pero la realidad es la realidad: no se puede tapar el sol con la mano. Algo mal tuvo que hacer el hombre para que el peso se devaluara de semejante manera.

Alberto, por su parte, recibió el dólar a $ 63.27 y en un período de 30 meses (faltando 1 año y medio para el final de su mandato), al 30 de junio de 2022 lo tiene a $ 238; en este período, la divisa aumentó un 376, 16 por ciento. O sea que legítimamente Fernández podría sostener que durante su gestión la moneda verde creció menos que durante la etapa macrista.

Sin embargo, cualquiera que sepa de historia sabe que el gobierno de Macri terminó el 18 de diciembre de 2017, el día de las 14 toneladas de piedras en el tratamiento de la reforma previsional en el Congreso; el club del helicóptero se dedicó al obstruccionismo, movió todos los hilos institucionales abusando de su posición privilegiada en Diputados y en el Senado para forzar la salida de ese gobierno, y aunque no logró sacarlo antes del final del mandato, sin embargo consiguió derrotarlo en las urnas.

El 19/12/17, el día en el que el gordo del mortero bombardeó a la policía y Horacio Pietragalla choreó la lapicera en el recinto al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el dólar cotizaba a $ 17,96; desde entonces, esa moneda creció en nuestro país un 1.325,17 %.
Si tomamos como fecha de transición hacia el neokirchnerismo el lunes 12 de agosto de 2019 (con la victoria del Frente de Todos en las PASO), ese día el dólar cotizó a $ 57.62: por lo tanto, hasta hoy creció un 413.05 por ciento.

En cualquiera de los casos, y sin disculpar la falta de pericia económica y política del gobierno de Macri, lo que vemos es que la Argentina se quedó sin moneda debido a la perversión, el golpismo metodológico y la falta de apego a la ley tan propios del peronismo en general y del kirchnerismo en particular. Nos han dejado sin moneda, por lo tanto, sin futuro.

El apellido Kirchner es la peor enfermedad que pudo adquirir nuestro país en este siglo.
Por eso no sólo en las elecciones de 2023 hay que derrotarlos de manera categórica: si aspiramos a tener un país, tenemos que borrarlos del mapa hasta que no quede uno. Con la ley en la mano, por supuesto. Pero sin piedad. La única manera de doblegar a la serpiente, es cortándole la cabeza. Cualquier otra cosa nos llevará hacia la disolución nacional.