El centenario de Leopoldo Torre Nilsson: un gran realizador que cambió para siempre el cine argentino pero no pudo librarse de los censores

Leopoldo Torre Nilsson había soñado desde su adolescencia con ser escritor; comenzó en el cine con renuencia y se convirtió en un revolucionario de fondo y forma Grosby Group
Leopoldo Torre Nilsson había soñado desde su adolescencia con ser escritor; comenzó en el cine con renuencia y se convirtió en un revolucionario de fondo y forma Grosby Group

(Pablo De Vita para La Nación)  En fondo y forma, el director fue un revolucionario; estéticamente moderno e independiente de tendencias políticas, a lo largo de su filmografía trabajó con nombres tan disímiles como Isabel Sarli y Charly García.

Lo criticaron por “filmar torcido” o por la “abundancia de los primeros planos”; también lo persiguieron por promover “las mas bajas expresiones de la degradación humana”, y atacar a “la familia, la religión, la moral y otros valores básicos de nuestro sistema de vida”. En 1962, Leopoldo Torre Nilsson asistía al Festival de Cannes (que le dio prestigio mundial cuando presentó allí La casa del ángel, en 1957), y una reflexión suya sobre Antonioni y Buñuel sirve también para recordarlo: “[…] Las obras están allí, sobreviviendo a ocasionales estupideces. Más allá de las barrigas y de los suspiros. Donde el mundo será paraíso y el paraíso talento, cultura y alimento para los más y no para los menos”, escribía para la mítica revista Tiempo de cine. Ya era un nombre de fama mundial y base desde el cual el cine argentino cambió para siempre, pero hasta el momento de su prematura muerte, aquejado por un cáncer óseo, nunca pudo librarse de la censura y, principalmente, de los censores.