Valores de mi País se suma a la marcha Ni Una Menos

Cinthia Hotton se refirió a la convocatoria en el Congreso Nacional.
A la violencia de gínero la pagan con sangre las mujeres que son víctima, con dolor que dura para siempre en sus hijos y sus familias.
Tienen que pagar con la cárcel los agresores y para eso tiene que funcionar rápido la Justicia.
Tiene que funcionar la contención del Estado para que las mujeres puedan saltar a tiempo del tren fantasma de la violencia familiar.
A la violencia de gínero la paga toda la Sociedad, porque la ley del más fuerte es la ley de la selva, la violencia, la aceptación social de la violencia, nos hace menos personas, no acerca de manera peligrosa a la condición animal.
Durante años la violencia contra la mujer no estuvo tan condenada en la Argentina. Edmundo River podía recitar "amablemente" la historia de un tipo que le pega 34 puñaladas a su mujer porque lo encuentra con otro. Rivero no era un loco, era el emergente del estandar de la Sociedad de ese momento. La cosa ahora cambió. Con la velocidad de los cambios sociales en la Argentina, a una rapidez bienvenida por todos, porque el problema es urgente, está cada vez más instalado que es inadmisible golpear, maltratar, matar a una mujer.
La violencia contra las mujeres no se va a terminar de un día para el otro, lleva años, y todos sabemos que la agresividad es una energía horrible que los seres humanos llevamos dentro. No se puede erradicar por ley la agresividad, se puede castigar duramente los hechos de violencia.
Los delitos no ocurren por dos motivos: por miedo a la pena y por conciencia de que no hay que delinquir, que hay un camino mejor que es el camino de la paz, de la civilización. Lo que nos vuelve personas es el respeto por los otros, y es mucho mejor la vida cuando respetamos a los demás.
Por eso, el camino para terminar con la violencia contra las mujeres en la Argentina tiene unos ejes bien claros: Hay que saber que es una lucha larga, de años, con mucha gente empujando para el mismo lado. Es demasiado importante para que nos fijemos quí nos separa, nos une pararnos frente a la violencia. Hay que garantizar que el Estado funcione.
Que una mujer no sume más miedo cuando va a denunciar a una comisaría o a un juzgado, porque ya bastante miedo tiene. La ley 26.485 contra la violencia a las mujeres es muy buena. Falta poner el dinero necesario para que se pueda cumplir.
Este punto y el resto de los del petitorio de la marcha #Niunamenos del 3 de junio son la posiblidad de un nuevo punto de partida para trabajar en serio, de manera comprometida en el tema, gane quien gane las elecciones. Hay que trabajar mucho en la sociedad, en los medios, en las familias, en las iglesias, en los clubes, en las escuelas, muy especialmente en las escuelas, para que en la Argentina levantarle la mano a una mujer sea un acto de barbarie condenado por toda la comunidad, algo que no se puede hacer de ninguna manera.
Sin dudas, parte del problema de la violencia contra la mujer sucede todos los años cuando la cultura popular festejó al odontólogo Barreda, ese hombre que mató a las mujeres de su familia y logró convertirse en chiste.

Fuente: edicioncalificada.com.ar