Emoción y magia de Richard Coleman

El espíritu de exploración compartida se mantuvo durante las casi dos horas en las que se extendió el recital que tomó como base el collar de canciones de "Incandescente".
Coleman arrancó puntual, con saco, eternas gafas y la elíctrica al hombro, para guiar a un público numeroso a travís de un viaje sensorial, una suerte de "road movie" capaz de recorrer -con belleza y sin facilismos- sus 30 años de carrera musical, muchos de ellos caminados junto a Cerati.
, su tercer trabajo solista, fue recorriendo paisajes emocionales, típicos de ciertas legendarias bandas que integró.

La versión desgarrada y en castellano de "Down by the river" de Neil Young fue la contraseña inaugural de una travesía caracterizada por la exquisitez y el sonido meticuloso pero intenso, donde el homenaje a su amigo fallecido cobró la fuerza de una presencia capaz de subrayar la entrega en el show.

Más allá de los cambios de guitarras que incluyeron la Nigrelli RCM, un modelo bautizado con las iniciales de su nombre y diseñado especialmente para íl, la noche estuvo marcada con ese sonido despojado y poderoso, sello distintivo del músico líder de Los Siete Delfines, que fue desplegando diferentes colores.

Con Leandro Fresco como invitado en loops y teclados, el cantante en versión locuaz ("este es el Coleman bueno", bromeó en algún momento del show) entregó un exquisito "Incandescente", tema que bautiza el último disco, custodiado por sonidos de violas y violines, para luego llevar a los presentes hasta la desafiante intimidad de "Lo que nos une".

La velocidad de "Normal", fue festejada con gritos -Cerati es el guitarrista original de la canción incluída en su primer trabajo solista "Siberia Country Club" (2011)- y declaró un duelo guitarrerro con Gonzalo Córdoba, uno de sus secuaces musicales, de marcada presencia escínica.

La presencia de una ausencia logró que la sala ovacionara el tema siguiente "Caravana", del disco "Ahí vamos", al que presentó como "un tema que hicimos con Gus en 2005, íl está viendo el show así que voy a tocar bien".

El homenaje a su cómplice, el líder de Soda Stereo, pareció cristalizar en la desgarradora versión -íl solo con su guitarra- de
"Estoy azulado", aquella canción estrenada por ambos mientras integraban las huestes del grupo Fricción, cerca del ’87.

El clima de romántica melancolía -siempre intenso- dominó la travesía, generosa en guiños como la soberbia versión de "To bring you my love", casi un himno, creado por la bella cantautora inglesa PJ Harvey, o su versión de "Híroes" de David Bowie, que terminó con el teatro coreando el estribillo como si fuera un mantra nocturno.

El frontman, promediando la velada, se paró frente a su tribu fiel de seguidores y afirmó, "acá hay gente de todo el universo, de todos los sótanos, de todos los cielos. Hay gente que me ha salvado la vida en esta pieza. Gracias chicos".

Fuente: edicioncalificada.com.ar