El envejecimiento poblacional también marca un cambio estructural. El índice de envejecimiento se duplicó en tres décadas: pasó de 29 en 1991 a 60,55 en 2025. En paralelo, el porcentaje de personas mayores de 85 años se duplicó en veinte años, con una marcada feminización del fenómeno: hay 228 mujeres por cada 100 varones en ese grupo etario. CABA (22,6%), Santa Fe y La Pampa (17,3%) son las jurisdicciones más envejecidas del país.
Otro fenómeno en expansión es el crecimiento de los hogares unipersonales. “En 1991, solo el 13% de los hogares eran de una sola persona. Hoy representan el 25%”, subraya el estudio. Además, entre 2010 y 2022, el número de hogares creció un 31%, mientras que la población aumentó solo un 15%. Esta tendencia demuestra que cada vez más personas viven solas, un cambio con múltiples implicancias sociales y económicas.
La estructura familiar también evidencia una marcada transformación: solo el 43% de los hogares tiene niños menores de 18 años, frente al 56% registrado en 1991. Al mismo tiempo, la jefatura femenina se duplicó en los últimos 30 años: pasó del 22% en 1991 al 49% en 2022. “Cuando la jefatura del hogar es femenina, aumenta la presencia de adultos mayores, lo que evidencia la carga de cuidados que recae sobre las mujeres, muchas veces de distintas generaciones”, advierten las autoras. Además, desde 2020, las mujeres jefas de hogar en centros urbanos superan a los varones en nivel educativo.
La pobreza también adopta un nuevo rostro. “La pobreza en Argentina tiene cara de niño”, afirma el informe. En 2024, el 60% de los pobres del país tiene menos de 30 años. El 52% de los niños menores de 14 años es pobre y cerca del 12% se encuentra en situación de indigencia. Aunque los niveles mejoraron respecto a 2020, los indicadores aún se mantienen por debajo de los registrados en 2016.
Las investigadoras subrayan la necesidad de revisar de forma urgente las políticas públicas. “Los cambios sociales que inciden en las estructuras familiares no son anecdóticos: son señales que interpelan al Estado, a la sociedad y a las empresas. Repensar políticas familiares que integren aspectos de población, educación, vivienda, salud, cuidado y empleo con base en esta nueva realidad es urgente”, concluyen las autoras del informe.