El embajador ante Rusia adelanta su misión diplomática

Eduardo Zuain, el nuevo representante del país en Moscú, buscará potenciar la agenda bilateral con el gobierno de Putin: controlar el envío de las vacunas contra el COVID-19, ampliar el comercio exterior y generar acuerdos de transferencia tecnológica para, por ejemplo, fabricar la Sputnik V en Argentina. Entrevista exclusiva de Agenda Peronista.

“Es un honor y una distinción muy grande por lo que significa Rusia en el escenario mundial”, explica Eduardo Zuain, nacido en Santiago del Estero en 1962 y graduado en abogacía en la Universidad Nacional de Tucumán. Un hombre especializado en política exterior que cumplió funciones en la embajada argentina en Italia entre 1998 y 2006, fue vicecanciller y secretario de Relaciones Exteriores en el período 2011-2015, embajador en Paraguay (de enero de 2016 a agosto de 2017) y antes de ser nombrado como representante argentino en Moscú ejercía como director del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, donde se forman los futuros diplomáticos y él ingresó en 1992. Agenda Peronista dialogó con el funcionario, que asumirá su cargo a principios de marzo, y describió sus objetivos en el país que preside Vladimir Putin.

-¿Cómo fue el proceso para llegar a ser nombrado embajador en Rusia?
-Soy un diplomático de carrera. Cumplí destinos en diferentes lados. Estuve en Italia y Paraguay. Luego se produjo la renuncia de Alicia Castro, que estaba propuesta para el cargo en Rusia. Pienso que por confianza política y antecedentes profesionales, analizaron mi trayectoria y me proponen ser el nuevo embajador argentino en Rusia y para mí es un honor y una distinción muy grande por lo que significa Rusia en el escenario mundial.

“Hemos tenido la suerte del apoyo de Rusia para que nosotros empecemos a vacunar”

-¿Llegaste a presentar el plácet?
-Todavía no. Es un proceso. Cuando un país envía un embajador a otro, hay un período de análisis. Rusia concretó ese análisis en diciembre y me otorgó el plácet, que es cuando un país aprueba el perfil del embajador que propone el otro país. Rusia me aceptó y se puso en marcha un proceso administrativo que termina con la firma del presidente de la Nación y luego sí se parte rumbo al país, en mi caso a Moscú, para asumir. Ahí se empieza a desarrollar una tarea que tiene que ver con una agenda bilateral sobre asuntos políticos, comerciales, económico, ciencia y tecnología, cultura y ayuda a los argentinos en el país.

-¿Cómo será la relación entre Argentina y Rusia? ¿Cuál será tu tarea?
-Yo aspiro a una profundización de las relaciones. Con Rusia tenemos firmado una relación estratégica integral. Una serie de acuerdos que abarca toda la vida de los países porque se trata del comercio, cultura, política, ciencia y tecnología. Es una relación amplia, estratégica e integral. Mi función es desarrollar esa relación, ver en todos los aspectos qué le falta cumplir o concretar. Siempre teniendo en cuenta cómo le mejoramos la calidad de vida de los argentinos, qué acuerdo con Rusia servirá para eso. Además, está el tema de las vacunas.

-El envío de las dosis de la vacuna será una de las cuestiones principales.
-Sin duda alguna. Además quiero decir que Rusia ha hecho una gran apuesta por Argentina. Gracias a ello se empezó a vacunar en nuestro país. Escucho hablar algunos medios de prensa y es insólito que hablen con mucha liviandad de 10 millones de vacunas. No se ponen a pensar en el esfuerzo logístico que implica, en términos industriales, de la fabricación de la vacuna y eso traducirla en millones de dosis. Hemos tenido la suerte del apoyo de Rusia para que nosotros empecemos a vacunar.

“Aspiro a una profundización de las relaciones entre Argentina y Rusia”

-En cifras, ¿cuántas dosis podrían llegar el primer semestre?
-Es variable. La gran apuesta del gobierno es tener vacunada a gran parte de la población antes de fin de año. El gobierno ha explorado todas las vías posibles y países que fabrican las vacunas. No es solamente Rusia. Número de dosis, se habla de 10 a 15 millones, también hay 9 millones que van a llegar del fondo de Naciones Unidas. Todo eso lo ha hecho el Gobierno, no ha dejado puerta por golpear. Hemos tenido un éxito en cierto punto, la mayoría de los países no están vacunando porque no alcanzan las dosis.

-¿Qué imaginás que te pedirá Alberto para tu estadía en Rusia y en el diálogo con Putin?
-Yo me imagino, primero, un monitoreo y control sobre el tema vacunas. Tratar que los envíos se hagan con regularidad, porque es vital para nosotros. También que empiece a explorar todas las posibilidades de aumentar nuestras exportaciones, de colocar productos argentinos en Rusia. Es un mercado de 145 millones de habitantes, todavía hay mucho para hacer. El otro día estuve hablando con COVIAR, que es el ente privado que regula la producción de vinos de Argentina, sobre la potencialidad del mercado ruso para el vino argentino, que es de una calidad excelente. Yo pienso que me va a pedir eso y que busque inversiones para Argentina con transferencia de tecnología y reforzar la alianza política que tenemos con Rusia.

-¿Las exportaciones con Rusia en cuántos millones de dólares están?
-Nosotros exportamos unos 650 millones de dólares al año y además importamos por 240 millones. El presidente es consciente de ello y seguro me va a pedir una mirada especial en esto porque es un mercado potencial.

-¿A qué debe apostar Argentina en su política internacional? Más allá de China, Estados Unidos y Rusia, ¿hay alguna puerta más para abrir?
-En primer lugar sería poner el caballo delante del carro. La Argentina y el Frente de Todos, con una convicción muy fuerte, soñamos con un esquema de país industrial, con ese desarrollo. Todos los países que viven bien y le garantizan bienestar a sus pueblos tienen desarrollo industrial. A partir de eso, plantearnos la imagen y la visión de que vivimos en un mundo bipolar, no hay una sola potencia. La política exterior de Argentina en busca de ese desarrollo industrial debe ser diversificada y sin complejos. Ir a una mediación, a una alianza con estos servicios de poder en función de nuestro proyecto. Por eso nos importa, a mí personalmente en Rusia, lograr acuerdos que tengan transferencia de tecnología. Un ejemplo: no solo seguir comprando las vacunas de Rusia, sino lograr que esas vacunas puedan ser fabricadas en Argentina.

-¿Lo ves viable?
-Yo lo veo viable. Hay que tener la voluntad. Tanto Rusia como China son potencias que hoy tienen la puerta abierta para la transferencia de tecnología. Y así lograr desarrollo en la Argentina y trabajo.

-¿Qué mirada tienen Alberto y Cristina de la política exterior sobre la pandemia?
-El diálogo que tenemos con el presidente se va a dar en breve. Una vez que firme el decreto me convocará para darme las instrucciones, que será la base de mi gestión en Moscú. Con la vicepresidenta tengo un diálogo de antes y es la visión del mundo que acabo de plantear. La política de exterior en base al proyecto de país y diversificar en función de la concepción de que hay un mundo bipolar.

-En 2011 fuiste vicecanciller con Cristina, ¿qué recordás de esa época con ella y Héctor Timerman?
-Muchas cosas para contar y comentar. Lo primero que me sale en mi mente y en el corazón. Fue un período de profunda independencia y profunda autonomía, no estábamos condicionado por nadie ni por nada. Ejecutábamos una política exterior independiente, de acuerdo a lo que nosotros creíamos, de acuerdo a los intereses de los argentinos. Yo pensaba que no era posible. Cuando me convocaron sabía que todos los países se manejan con condicionamientos o acuerdos, muchas veces uno tiene que ceder por los intereses, pero cuando llegué me llevé una sorpresa. Había un clima de integración regional, de unión. Pensemos un solo dato: ningún barco que salía de las Islas Malvinas podía atracar en un puerto de los países del Mercosur.

“Fue un período de profunda independencia y profunda autonomía, no estábamos condicionado por nadie ni por nada”.

-Mencionás al Mercosur, pienso en Brasil que ha sido un socio histórico de la Argentina. La relación ha tenido diferentes etapas y hoy ha cambiado con la presencia de Bolsonaro. ¿Cómo será a futuro?
-El pilar de la política exterior es a partir de convicciones y principios. La Argentina es un país de la paz, que quiere una integración regional y también se basa en intereses. Cuando nos sentamos con Brasil debemos tener conciencia de que es un aliado estratégico en todo sentido, no solo en comercio. Es nuestro vecino más grande, es un eje que debemos tener siempre, independientemente del gobierno de turno. Y lo mismo nos pasa con Chile. El reciente viaje del presidente, que se entrevistó con un presidente de un signo ideológico distinto a nuestro proyecto. Pero también Chile es un aliado estratégico, compartimos 5.000 kilómetros de frontera, es nuestra salida al Pacífico, a la salida para nuestras provincias andinas. El Pacífico significa ir a China.

-¿Qué podemos esperar de la gestión de Joe Biden en Estados Unidos y su relación con Argentina?
-La primera cosa es que sea un factor que traiga paz en el mundo. Menos guerra, menos bombardeos, menos destrucción de países. Con respecto a la Argentina, lograr un entendimiento con la primera potencia en el mundo. Si bien es cierto, como dije anteriormente, que no es la única potencia. Hay que lograr ese entendimiento en función de nuestros intereses. Es importante que logremos entender que la política exterior de un país se basa en intereses porque tienen un modelo de país y de desarrollo. Por eso hay que dialogar con Estados Unidos en base a nuestro proyecto y ver qué nos ofrece el mercado y en la agenda global que plantea donde se inserta Argentina.

-¿Cómo encontrás el BRICS? Arrancó muy bien con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ¿dónde quedó hoy que existe la pandemia esa puerta al mundo?
-Sería un gran objetivo para cumplir que algún día Argentina pueda formar parte de los BRICS. ¿Qué es lo que estaba pasando antes de la pandemia? Todos los sistemas de integración se estaban debilitando. No solo el Mercosur o la Unión Europea, que tuvo su momento culminante con el Brexit y la salida de Gran Bretaña. Hasta Naciones Unidas se debilitó, al igual que los organismos multilaterales. Hay un hecho que lamentablemente no tuvo trascendencia, Buenos Aires fue sede de una reunión de la Organización Mundial del Comercio durante el gobierno de Macri, terminó en un sonoro fracaso porque ni siquiera se pudo acordar en una declaración final, que es del tipo diplomático y se dicen generalidades. ¡No se pudo ni siquiera firmar! Eso habla a las claras de que los organismos se estaban debilitando. Y la pandemia lo que hizo fue agravar todo esto. En el mundo de post pandemia, que yo me imagino, es fortalecer y restaurar los organismos como Naciones Unidas, ojalá podamos hacer algo como el Unasur, pero también los esquemas de integración como el Mercosur. Hay que hacerlo porque es necesario para Argentina.

“Habrá una gran demanda de alimentos en el mundo porque la recuperación será también a través de satisfacer a la población. Ahí la Argentina tiene una gran oportunidad”

-¿Cómo imaginás el mundo post pandemia?
-Hay que tener conciencia de las consecuencias que deja esta pandemia. No solamente en salud de la población o la economía, sino en la psicología y el comportamiento de los pueblos. Esta pandemia nos ha cambiado a los argentinos y al resto de la humanidad. Tenemos que comprender esos cambios que hubo e ir rápidamente a restaurar la economía, por supuesto, y pienso que habrá una gran demanda de alimentos en el mundo porque la recuperación será también a través de satisfacer a la población. Ahí la Argentina tiene una gran oportunidad.

Fuente: Agenda peronista